Prof.
Carlos Romero Zarco, Universidad de
Sevilla
La Taxonomía Vegetal es la parte de la
Botánica que
se encarga de la identificación, nomenclatura y clasificación de las
plantas. Una
de sus bases metodológicas es la técnica del herbario. Una de las
exigencias
del método científico es que las observaciones y los resultados de un
investigador puedan ser repetidos y discutidos por otros. La
conservación de
las muestras vegetales en una institución es por tanto imprescindible
para la
validez y el progreso de dicha ciencia, que es la base sobre la que se
asientan
las restantes especialidades de la Botánica (fig. 1).
Sin embargo en su origen el herbario fue
una solución
técnica a un problema de tipo práctico: la necesidad de conocer bien
las
especies para su uso medicinal. Durante la Edad Media los médicos
usaban, en
lugar de los actuales "Vademecum",
unos libros con ilustraciones de las plantas medicinales conocidas: los
"Herbolarios" o "Herbarios", la mayoría de esas plantas
fueron usadas en la Grecia clásica y muchas provenían de Oriente.
Muchos
médicos con inquietudes científicas se dieron cuenta de que a menudo
las
ilustraciones no reflejaban bien la realidad, bien porque representaban
plantas
diferentes a las que crecían en su patria, bien porque de tanto copiar
las
ilustraciones se habían alterado tando los carateres que ya no se
correspondían
con ninguna planta real. Es posible que algunos desecaran pequeños
fragmentos
de hojas o flores de las plantas que conocían dentro dichos libros,
para añadir
un dato más real y poder reconocer mejor la especie local que ellos
usaban...
Así pudo nacer la técnica del herbario, que al principio se llamó "hortus siccus".
La invención "oficial" del herbario se
atribuye a un tal Luca Ghini (1490-1556), profesor de Botánica de la
Universidad de Bolonia —sí, sí... la Botánica es más antigua que la
Biología y
se enseñaba entonces a los médicos— Su método consistía en desecar las
plantas
bajo presión dentro de un pliego de papel, permitiendo así la
consevación de
las muestras para su estudio posterior. Su método se difundió al resto
de
Europa y adquirió importancia durante los siglos XVII y XVIII, cuando
los
descubrimientos geográficos produjeron una avalancha de nuevas especies
que era
necesario estudiar.
Fig. 1.- Ejemplar de
herbario que utilizó el botánico E.
Boissier para describir la especie Vicia
monardii en 1852 (herbario del Museo Botánico de Ginebra)
Se crearon así los principales herbarios
institucionales, asociados a jardines botánicos que gestionaban los
recursos
vegetales de las colonias.
En la actualidad existen centenares de
grandes
herbarios que atesoran un inmenso archivo vegetal que es el resultado y
a la
vez el testimonio científico de la investigación en Botánica. Se han
realizado
muchos progresos en los materiales, la conservación y la documentación
de los
herbarios, pero la técnica básica sigue siendo ese gesto tan secillo de
aquel
profesor del s. XVI: introducir una flor entre dos hojas de papel.
La elaboración de un herbario de carácter
local tiene
los siguientes objetivos:
3.
Bibliografía
recomendada para las provincias de Cádiz, Córdoba, Huelva y Sevilla
b.
Para
novatos: C. Romero Zarco & J. Roales (2001) Flodhis
2001: Flora Didáctica Hispalense, Universidad de Sevilla, en CD-Rom y
en
Internet: https://www.us.es/flodhis
(fig.
3).
c.
Para
trabajos de investigación es imprescindible
consultar Flora Iberica (S.
Castroviejo & al., 1989-2002).
|
|
Fig. 2.- Páginas de la
Flora Vascular de Andalucía Occidental (Valdés & al., 1987) |
Fig. 3.- Portada del
CD-Rom "Flodhis 2001" (C.Romero & J. Roales) |
4.
Mapas (algunos no se pueden adquirir sueltos o
están
agotados):
i.
Mapas
provinciales de suelos. Sevilla. Instituto de Nacional de
Investigaciones
Agrarias (1975)
ii.
Estudio
Agrobiológico de la provincia de Sevilla. Diputación Provincial (1962).
Contiene mapa de suelos E. 1: 250.000
i.
Estudio
Agrobiológico de la provincia de Sevilla. Diputación Provincial (1962).
Contiene mapa de vegetación E. 1: 250.000
ii.
Mapa
de las
series de vegetación de España 1: 400.000,
de S. Rivas-Martínez, ICONA (1987). Ej.: hojas nº 26, Cádiz
La mayoría de los productos que se
utilizan en la conservación de un herbario son tóxicos y no son
recomendables
para un herbario de carácter local. Los insecticidas a base de piretrinas de uso doméstico son los
únicos recomendados para eliminar posibles plagas y siempre siguiedo
las
recomendaciones del fabricante. Los productos fungicidas son tóxicos y
caros,
por lo que es mejor utilizar medios físicos y preventivos: el control
de la
humedad es el más barato y eficaz. Se consigue controlando que la
desecación de
las plantas sea rápida y completa. Se pueden utilizar bolsitas de gel de sílice que se introducen en las
cajas o armarios y que se reutilizan secándolas periódicamente en una
estufa.
7.
Material
de
oficina y mobiliario:
A)
Antecedentes
Es importante buscar y recopilar la
información
previa existente sobre la flora local, en primer lugar tomando como referencia principal la flora regional
si existe, por ejemplo "Flora Vascular de Andalucía Occidental" que
se menciona en el apartado III.3. Otras fuentes a investigar son las
tesis
doctorales y artículos publicados en revistas especializadas. Por
ejemplo, para
las sierras subbéticas sevillanas existe una tesis dosctoral leída en
la
Universidad de Sevilla por el prof. Emilio Ruiz de Clavijo cuyos
resultados
están publicados. Véase:
·
E.
Ruiz de
Clavijo, B. Cabezudo & E. Domínguez (1984) Contribución al estudio
florístico de las serranías subbéticas de la provincia de Sevilla. Acta Botanica Malacitana 9: 169-231. Universidad
de Málaga.
·
Así como numerosos artículos sobre la flora
andaluza publicados principalmente en las revistas Lagascalia
(Univ. de Sevilla) y Acta
Botanica Malacitana (Univ. de Málaga)
B) Factores
geográficos
Se recopilará la información existente
sobre geología
(mapas geológicos, etc.), suelos (mapas de suelos), cultivos (estudios
agro-biológicos) etc., así como los datos climatológicos
correspondientes a las
estaciones más próximas a la zona de estudio, que pueden solicitarse a
través
de Internet al Instituto Nacional de Metereología (www.inm.es).
C)
Legislación
Es muy importante conocer la legislación
vigente
sobre recolección de especies de flora silvestre y los catálogos de
especies
amenazadas. Para Andalucía se debe consultar la Ley 8/2003 de 28 de
Octubre
de la flora y la fauna silvestres (BOJA de 12 de Noviembre) y el
LIbro Rojo
de la Flora Silvestre Amenazada de Andalucía, tomos 1 y 2 (G. Blanca
& al.,
1999-2000). Además hay que tener en cuenta que en los espacios
naturales
protegidos no se pueden recolectar muestras sin permiso administrativo
previo.
Las salidas al campo para realizar la
recolección
deben de distribuirse a los largo de todo el año, con una frecuencia
mayor en
los períodos de máxima floración. Para un área de muestreo que se pueda
recorrer en un solo día, puede servir de referencia el siguiente plan
de
trabajo:
Siempre que sea posible se recolectarán
las plantas
en flor y con fruto, volviendo si fuera necesario al mismo lugar donde
se
recogió en flor para recolectar la planta con fruto.
Las plantas herbáceas de tamaño pequeño o
mediano
(hasta unos 60 cm), se arrancan a mano o se desenraízan con ayuda de la
azada y
se recolectan enteras.
De las plantas herbáceas de mayor tamaño y
de las
leñosas se desgaja o se corta una rama con flores y/o frutos. Si fuera
necesario se toma otra rama con hojas. En el caso de plantas con hojas
basales
(generalmente grandes), se desprende una de dichas hojas para
prepararla en
pliego aparte.
Las plantas con bulbos o tubérculos se
deben recolectar
lo menos posible, para no dañar las poblaciones. Cuando estos órganos
son
pequeños (2-3 cm) se pueden cortar en rodajas verticales para su
prensado.
Cuando son grandes es mejor dejarlos "in situ". Se excava al pie y se
extrae la planta completa con el órgano perdurante. Luego se anotan las
características del bulbo o tubérculo (tipo, tamaño, posibles
coberturas de
hojas especiales, etc). A continuación se separa la parte aérea y se
vuelve a
enterrar el órgano subterráneo.
En todos los casos anteriores es
conveniente
recolectar más de una muestra para suplir posibles pérdidas o para
obtener
duplicados. También es conveniente, sobre todo al principio, recolectar
en una
bolsita un ramillete de flores para poderlas diseccionar en el
laboratorio,
manteniendo intactas las del pliego para el herbario.
Hay que poner atención a las praderitas de
pequeñas
herbáceas que crecen en terrenos arenosos húmedos que se secan pronto,
así como
a las plantas acuáticas, que a veces no florecen o tienen flores casi
invisibles.
Las plantas recolectadas en un mismo lugar
se
introducen en la misma bolsa de plástico, con una etiqueta escrita a
lápiz
donde se anota la fecha y el lugar. Las plantas más pequeñas o
delicadas pueden
guardarse dentro de un bolsa más pequeña para que no se pierdan entre
las
grandes.
En cada punto de muestreo se anotará en el
cuaderno
de campo (fig. 4) la siguiente información:
Estos datos servirán para etiquetar todas
las plantas
de la misma bolsa.
Para cada especie que se recolecte en el
mismo lugar
se harán las siguientes anotaciones:
Cuando la salida al campo es de corta
duración (por
ejemplo una mañana), pueden prepararse las plantas por la tarde en el
laboratorio, o guardar las bolsas anudadas en un frigorífico (a unos 8
º C)
para preparar las plantas al día siguiente con la prensa pesada (fig.
5).
Cuando la excursión dura un día completo o si el clima es muy adverso
(demasiado calor), se preferible hacer una paradita en un lugar
adecuado y
preparar las plantas con la prensa de mano.
En ambos casos cada planta se coloca en un
pliego de
papel de periódico en cuya esquina inferior derecha se habrá anotado
previamente el número de recolección. Se despliega la planta de forma
que
queden sus partes bien visibles (en especial las flores o frutos),
eliminando
las partes que sobresalgan o que abulten demasiado.
Luego se coloca el pliego sobre una
almohadilla
secante (varios pliegos de papel de estraza grapados) y se tapa con
otra, a la
vez que se ejerce cierta presión con las manos para acomodar la planta.
Habrá
que tener especial cuidado con las plantas espinosas, que conviene
someter a
"tratamiento" previo aplastándola entre dos almohadillas o dos tablas
en el suelo, mejor con ayuda de los pies que de las manos. Los bulbos,
tubérculos y frutos voluminosos, en caso de que sea necesaria su
recolección,
se guardan aparte para secarlos en estufa o al sol.
Las plantas acuáticas se preparan siguiedo la misma técnica que para el prensado de las algas. Véase el apartado "Conservación de las algas" en la página "Prácticas de Biología Marina":
https://www.pdipas.us.es/c/carromzar/algas/portada.html
|
|
Fig. 4.- Cuaderno de campo |
Fig. 5.- Prensa de
tornillos |
Cuando tengamos el paquete formado por
pliegos y
almohadillas se mete en la prensa y se aprieta. No es conveniente
ejercer una
presión excesiva al principio, sólo la necesaria. En horas y días
sucesivos se
aumentará la presión a medida que las plantas pierdan agua y volumen.
Al día siguiente hay que cambiar todas
las
almohadillas secantes por otras secas, dejando cada planta
dentro de su
pliego de campo. Lo mismo se repetirá diariamente al menos durante
tres o
cuatro días seguidos. Luego se puede cambiar cada dos días y empezar a
extraer
los pliegos que estén secos. Éstos se reunen en paquetes sin apretar y
se ponen
al sol (sin que le dé el sol directamente a las plantas) para que
acaben de
secarse. Cuando en la misma prensa se preparan plantas delicadas junto
con
otras más robustas, espinosas o suculentas, conviene separarlas
mediante un
panel de madera intermedio, para que la humedad, las espinas o los
bultos de
éstas últimas, no alteren la desecación de las primeras.
La conservación de los colores de las
flores mejora
mucho si se plancha cada pliego (sin usar el vapor) por encima de la
almohadilla secante. Esto se puede hacer a partir del segundo día de
prensado.
Luego se vuelve a meter en la prensa.
El método recomendado para colecciones
particulares y
herbarios locales es la congelación a -18 º C durante tres días del
material
una vez bien seco y envuelto en bolsas de plástico precintadas.
Las
colecciones ya existentes en el herbario se someterán a
descontaminaciones periódicas
a ser posible todos los años. Cada tres días se saca un paquete y se
mete el
siguiente, conservando el mismo orden. Hay que tener en cuenta que el
material
seco y congelado es muy frágil y que hay que evitar a toda costa la
humedad. Si
el tiempo es muy húmedo es mejor esperar a otro momento.
Muchas plantas traen ya dentro las larvas que podrían destruirlas mientras se secan o incluso después. El método descrito garantiza la destrucción de todos los insectos. Las bolas de naftalina pueden ser útiles para mantener alejados a los insectos. Los más peligrosos son varios géneros de escarabajitos voladores ("coquitos") cuyas larvas destruyen las plantas secas, y también los "pececillos de plata" (Lepisma saccharina) y las cucarachas, que se comen el papel y la cola. Para evitar los hongos lo más aconsejable es desecar las plantas muy bien antes de guardarlas y preservar los armarios de la humedad. Por ejemplo calentando la habitación en períodos húmedos o poniendo bolsitas de gel se sílice en las cajas (estas bolsitas hay que secarlas periódicamente). Es importante, para evitar contaminaciones, el no trabajar con plantas frecas o sin descontaminar en la misma habitación donde se guarda el herbario.
Con los datos de la libreta de campo se
elaboran las
etiquetas para cada planta. Una forma sencilla es hacer el número
suficiente de
etiquetas iguales para todas las plantas de una misma colección, y
luego añadir
a mano los datos concretos de cada ejemplar. Otra solución es hacer las
etiquetas a partir de una base de datos cuando esté el material
identificado.
En cualquier caso puede servir el siguiente formato:
HERBARIO DEL IES "Castillo de Cotes", Montellano
Diplotaxis catholica (L.) DC. Fam. Crucíferas
Anual, fl. amarillas.
Vulgo: "jaramago"; se usa como alimento de aves canoras
SEVILLA: Montellano, casco urbano, junto al Polideportivo
Herbazales ruderales en suelo arcilloso; 210 m.s.m. TF7097
11.II.2004
Leg.: C. Romero & al.
Det.: C. Romero 0001/04
El montaje consiste en fijar el ejemplar o
ejemplares
en un soporte definitivo junto con su etiqueta. Hay diversos métodos.
El más
sencillo consiste en fijar las plantas mediante tiritas de adhesivo de
tela
(esparadrapo o similar), sobre una cartulina o papel grueso definitivo.
En primer lugar se pega la etiqueta en
el ángulo inferior derecho del pliego (fig. 7) Luego se dispone la
planta (o
las plantas) en una posición lo más natural posible (fig. 8) y se
sujetan por aquellas
partes que no importe tapar, nunca por la base de las hojas o tocando
las
flores, salvo que éstas sean muy grandes, sino por el centro de los
entrenudos,
pedicelos y pedúnculos (fig. 9).
|
|
Fig. 6.- Pegado de papel
fino sobre el borde trasero izquierdo de la cartulina |
Fig. 7.- Pegado de la
etiqueta |
Cuando las plantas son muy pequeñas se
montan una o dos y el resto se
mete en un sobre de papel, que se fijará con cola cerca del centro de
la cartulina.
Las partes que se hayan desprendido o se puedan desprender, como flores
sueltas, hojas o semillas, se meten también en un sobre de papel que se
pegará
preferentemente cerca del ángulo superior derecho del pliego.
|
|
Fig. 8.- Colocación de
las plantas sobre la cartulina definitiva |
Fig. 9.- Fijación de las
plantas mediante tiritas adhesivas |
El ejemplar así montado se guarda en un
pliego doble de
papel fino (camisa), en cuyo borde inferior se anotará a lápiz la
familia y la
especie. Otra posibilidad es pegar sobre el borde de la cartulina una
hoja de
papel fino y translúcido (fig. 6).
Los pliegos deben resguardarse del polvo,
de la
humedad, de la luz directa y de los insectos. Es conveniente guardarlos
en
cajas de cartón que cierren bien. Éstas a su vez se colocan en una
armario
metálico de cierre hermético. Los pliegos de especies de un mismo
género se
introducen en una camisa (pliegos de
papel o cartulina algo más grandes y con solapa) con el nombre del
género y de
la familia. Si son muchos se abre otra camisa.
Hay tres criterios básicos para clasificar
y ordenar
el material de un herbario:
·
Taxonómico:
según
su clasificación biológica; permite comparar especies y géneros
próximos para
identificar un ejemplar nuevo.
·
Geográfico:
por
su procedencia; es un criterio importante en herbarios de ámbito
geográfico
mundial.
·
Alfabético,
que
permite un acceso rápido.
Para un herbario de tipo personal o local
recomiendo:
1.
Criterio
taxonómico para ordenar los pliegos en especies, géneros, familias y
clases o
grandes grupos (Helechos, Gimnospermas, Monocotiledóneas y
Dicotiledóneas, en
ese orden).
2.
Criterio
alfabético para ordenar las familias dentro de cada clase, los géneros
dentro
de cada familia, y las especies dentro de cada género.
Para un herbario personal o local es
suficiente con
una base de datos sencilla, de un solo fichero, que contenga un
registro por
cada ejemplar del herbario (por cada número de recolección), aunque el
resto de
la información de la etiqueta sea algo repetitiva. Los datos
etnobotánicos
(nombre vulgar, usos etc., es mejor incluirlos en otra base de datos en
la que
habrá un solo registro por cada especie, o bien incluir un campo con
referencias a documentos de texto. Para herbarios más grandes es mejor
un
sistema de varias bases de datos relacionadas mediante campos de código
(fichero de taxones, fichero de localidades, etc.), lo que hace más
lenta la
consulta y recuperación de datos. Un ejemplo de estructura de base de
datos
sería la siguiente:
Nombre del campo |
Tamaño |
Contenido (ejemplo) |
Familia |
20
caracteres |
Cruciferae |
Género |
20
caracteres |
Diplotaxis |
Especie |
35
caracteres |
catholica (L.) DC. |
Infraespecie |
35
caracteres |
[var.
o subsp. fulanita, si acaso] |
Observaciones |
35
caracteres |
flores
amarillas |
Provincia |
7
caracteres |
SEVILLA |
Localidad |
50
caracteres |
Montellano,
casco urbano, junto al Polideportivo |
Hábitat |
35
caracteres |
Herbazales
nitrófilos |
Altitud |
4 cifras,
sin decimales |
210 |
UTM |
6
caracteres |
TF7097 |
Fecha |
De tipo
fecha |
11.02.2004 |
Legit
(recolectores) |
30
caracteres |
C.
Romero |
Determinavit |
15
caracteres |
C.
Romero |
Núm |
8
caracteres |
0001/04 |
Total |
309
bytes aprox. |
|
Los
usos de un herbario local pueden resumirse así:
1.
Como
depositario o testimonio del material de trabajos
de campo o de laboratorio.
2.
Para
identificar plantas por comparación.
3.
Para
la consulta de investigadores
(personalmente o mediante préstamo del material).
4.
Para
realizar intercambios de material
(duplicados) con otros herbarios.
5.
Para
obtener datos para trabajos monográficos
sobre las plantas: catálogos, especies útiles (medicinales, aromáticas,
comestibles, etc.), etnobotánica (usos, nombres vulgares, curiosidades).
6.
Para
obtener informes sobre la presencia en la
localidad de determinadas especies, por ejemplo especies raras,
vulnerables o
en peligro de extinción. Esto es muy importante en los informes de
impacto
ambiental.
7.
Para
completar el conocimiento de la flora
comarcal, provincial, etc., publicando o comunicando en congresos las
novedades
que hubiera.
8.
Para
realizar exposiciones periódicas
temáticas del tipo:
·
"Flores
de
la Sierra"
·
"Las
flores
del mal" (plantas venenosas)
·
"La
despensa verde" (plantas comestibles)
·
"Flora
melitófila" (para la miel)
·
"La
vegetación mediterránea" (especies leñosas)
·
"Endemismos
béticos y bético-rifeños y su protección"
·
"Curiosidades
de las plantas de... " (plantas
parásitas, golosinas naturales, semillas curiosas, orquídeas, etc.)
·
"Las
plantas y el arte" (comparación de dibujos al carbón o a plumilla con
los
modelos naturales)
·
"Las
plantas y la fotografía"
·
"Flora mitológica" (exposición de especies con
su correspondiente mitología en la tradición greco-latina: mitología
clásica
greco-romana, bíblica, etc.)
·
"Malas
hierbas y buenos agricultores: especies invasoras y su manejo en
agricultura
ecológica"
Con
frecuencia estas actividades escapan del ámbito exclusivo de la
Biología y la
Botánica y requieren la colaboración de otras materias: Geografía,
Historia,
Artes plásticas (dibujo, fotografía), Medicina (Farmacología),
Gastronomía,
Agronomía, Ecología/Ecologismo, Educación Física... Política (¿por qué
no?).
Todos
estos usos pueden realizarse también en colaboración con otros
herbarios de la
comarca o con entidades públicas (Delegaciones de Medio Ambiente,
Parques
Naturales, etc.) o privadas (asociaciones culturales o ecologistas,
cooperativas agrícolas).
© Carlos Romero Zarco, Universidad de
Sevilla – 11 de
Febrero de 2004
[i] Obra de referencia para los alumnos de "Técnicas Experimentales en Botánica"
[ii] Los herbarios para la asignatura "Técnicas Experimentales en Botánica" no deben montarse, sólo se puede cambiar los pliegos de campo por otros limpios y se deben pegar ligeramente las etiquetas para que no se extravíen.